CLXXVIII Más tarde, Balduino quedó pensando en Tarian, quien por supuesto había superado, mal que bien, sus penas de amor, cualesquiera fuesen éstas. Ello podía deberse a que se había resignado, pero el pelirrojo se preguntaba ahora si no sería...
CLXXVII Sólo mientras cabalgaba de regreso a Vindsborg recordó Balduino a Kehlensneiter, y temió lo que pudiera hallar a su regreso. Ya había oscurecido cuando guardó a Svartwulk en la caballeriza...
CLXXVI El diez por ciento de Balduino era un estúpido y sabihondo macho que sin razonar, sino simplemente por hábito, asumía que las mujeres eran todas unas inútiles o, en el mejor de los casos...
CLXXV No había sencillo, para Balduino, dar con Gudrun ese día. No la había hallado en los sitios donde ella acostumbraba pastorear a la majada, sino en otras dehesas situadas Duppelnalv arriba. Previamente...
CLXXIV Pareció a Balduino que se haría cierto lo vaticinado por Kehlensneiter y que, en realidad, no disfrutaría ni un segundo de aquel día; pero hete aquí que éste, para empezar, estaba espléndido a juicio del pelirrojo. Había sol...
CLXXIII Siempre es mucho más edificante, después de todo, ocuparse y disfrutar de la propia vida, que meterse en la ajena. Que Anders y Lyngheid se amasen como les viniese en gana... A fin de cuentas...
CLXXII A partir de entonces, al hijo de Anders se lo llamó Kon, noble descendiente , según el vocablo Bersik utilizado por Hansi en aquella ocasión. Al principio, a Anders lo irritó mucho aquel apodo...
CLXXI Aun sintiéndose incómoda entre la gente de Vindsborg y entre los aldeanos en general, Lyngheid acostumbró, de allí en más, visitar a Anders, casi siempre llevándole al niño de ambos para que pudiera verlo una vez al día al menos...